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lunes, 20 de agosto de 2012

La mejor medicina; una sonrisa.

Los `nuca más´ nunca se cumplen y los `para siempre´siempre terminan. Tarde o temprano esto se va a acabar. Pero mientras,habrá que disfrutar,¿no? Lo bueno siempre se acaba, pero lo malo también. Nadie va a estar triste por siempre ni va a ser feliz toda su vida,hay momentos para todo. Aunque yo prefiero los días felices, en los que te sientes bien,en los que la sonrisa la llevas pegada a la boca. Esos días en los que te quieres comer el mundo de un bocado. En los que todo te parece perfecto ,parece que todo va bien.Vives en una absurda realidad, pero no te das cuenta. Pero creo que de vez en cuando ,muy de vez en cuando. También necesitamos unas lágrimas, que vengan de sólo de visita, que no estén aquí para siempre. Aunque los para siempre,siempre terminen.Y si, soy de las que piensa que una sonrisa es lo mejor que tenemos, la mejor medicina. Cura de todo y además ,es universal y gratis. Así que ya sabes, regala sonrisas


No todo lo puedes sostener por mucho tiempo.

En esta vida las cosas cambian muy rápidamente. A veces piensas que lo tienes todo, pero en un segundo ese todo se reduce a nada. Crees que estás en lo más alto de la cima, y tan solo estás en un pequeño escalón. Piensas que eres lo más, pero te acabas dando cuenta de que siempre habrá alguien por encima de ti. A veces confiamos demasiado en lo que tenemos, y acabamos perdiéndolo.


Bajar la guardia y darte una tregua.

En el fondo, a todos nos gusta pensar que somos fuertes. Que vamos a poder con todo lo que nos venga encima, que pudimos con lo de ayer y que podremos también con lo de mañana. Pero más en el fondo, sabemos que eso no es verdad. Porque ser fuerte no consiste en ponerse una armadura antirrobo ni en esconderse detrás de un disfraz; ser fuerte consiste en asimilarlo. En asimilar el dolor y en digerirlo, y eso no se consigue de un día para otro, se consigue con el tiempo. Pero como por naturaleza solemos ser impacientes y no nos gusta esperar, escogemos el camino corto. Escogemos el camino de disfrazarnos de algo que no somos y disimular. Sobretodo disimular.Si, a todos nos gusta disimular los golpes, sonreír delante del espejo y salir a la calle pisando fuerte, para que nadie note que en realidad, lo que nos pasa de verdad, es que estamos rotos por dentro. Tan rotos que ocupamos nuestro tiempo con cualquier estupidez con tal de no pensar en ello, porque el simple hecho de pensarlo hace que duela. Pero a veces, bueno… a veces tienes que darte a ti mismo permiso para no ser fuerte, bajar la guardia y darte una tregua. Está bien bajar la guardia de vez en cuando. No queremos hacerlo porque eso supone tener un día triste, uno de esos viernes que saben a domingo, un día de esos que duelen, de recordar y echar de menos. A los que ya no están, y a los que están, pero lejos. Sin embargo, hay momentos que es lo mejor que puedes hacer: darte una tregua. Poner tu lista de reproducción favorita, tumbarte en la cama, y si hace falta llorar. Llorar todo lo que haga falta. Eso no nos hace menos fuertes; eso es lo que nos hace humanos.