Aprendí que la vida de alguien puede cambiar en cuestión de segundos, que dos personas pueden observar exactamente la misma cosa y ver algo totalmente diferente, que una sonrisa te puede mejorar el día, que las cosas no hay que decirlas, hay que hacerlas, porque al hacerlas se dicen solas. Que el viernes esta muy cerca del lunes y el lunes muy lejos del viernes, que los pequeños detalles marcan la diferencia, que mientras más alto subes más daño te haces al caer, que si vives a tres metros sobre el cielo te arriesgas, y que si vas andando a ras del suelo los golpes duelen menos, que no todo tiene porque acabar solo que hay caminos que se separan durante un tiempo, que existe el destino, y que si de verdad tú eres el mio, entonces esos caminos se volverán a juntar.
Es como un vicio, un adictivo. Me gusta porque va en pequeñas dosis, intensas, pero pequeñas. Me gusta porque acelera el pulso, sube la adrenalina. Porque es algo muy flexible pero fácil de romperse. Me gusta porque no tiene sentido ni hace falta buscarle explicación. Porque te provoca fanatismo, te hace sentir libre pero nunca te libera. Porque la palabra clave es: improvisación. Y sabe ponerte a prueba. Porque es irremediable e incurable. Produce locura y eso, me gusta.
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interesante forma de pensar
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