Sonríe sin parar, hasta morirte de la risa. Sonríe por cualquier motivo. Sonríe a las malas rachas, a las personas que te hacen daño. Sonríe a tus padres, por darte la vida. Sonríe cada vez que la emoción recorra tu cuerpo. Sonríe a las dificultades. sonríe cada vez que empieces un nuevo día. Sonríe a tu reflejo, a tus amigas, las que siempre han estado ahí, y las que te han fallado. Sonríe al odio, las mentiras y la avaricia. Sonríe cuando te equivoques, y quieras rectificar. Sonríe a los recuerdos felices, y también a los que te hacen daño.
Y sobre todo, como siempre te digo. Sonriele a la vida, ya que NADIE lo va a hacer por ti.
Es como un vicio, un adictivo. Me gusta porque va en pequeñas dosis, intensas, pero pequeñas. Me gusta porque acelera el pulso, sube la adrenalina. Porque es algo muy flexible pero fácil de romperse. Me gusta porque no tiene sentido ni hace falta buscarle explicación. Porque te provoca fanatismo, te hace sentir libre pero nunca te libera. Porque la palabra clave es: improvisación. Y sabe ponerte a prueba. Porque es irremediable e incurable. Produce locura y eso, me gusta.
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