Es como un vicio, un adictivo. Me gusta porque va en pequeñas dosis, intensas, pero pequeñas. Me gusta porque acelera el pulso, sube la adrenalina. Porque es algo muy flexible pero fácil de romperse. Me gusta porque no tiene sentido ni hace falta buscarle explicación. Porque te provoca fanatismo, te hace sentir libre pero nunca te libera. Porque la palabra clave es: improvisación. Y sabe ponerte a prueba. Porque es irremediable e incurable. Produce locura y eso, me gusta.
martes, 19 de julio de 2011
Querido Superman:
Te esscribo para decirte que ya he encontrado a mi medio limón, naranja, pistacho o como quieras llamarlo. Él no está tan cachas, no tiene tanta fuerza como tú. No tiene ese pelo tan sexy ni esos bíceps que te gastas, ni esa sonrisa Profident. No es capaz de volar, pero cada vez que lo veo me elevo tres metros del suelo por lo menos. No tiene ni tu potencia ni tu carisma, pero me quiere y me cuida con mucho mimo y mucha paciencia. Me defiende de todos los sapos y culebras que quieren hacerme daño, saca su espada, sus uñas, o lo que tenga a mano. No tiene tu culo perfecto ni tu divino perfil, pero con él me basta y me sobra, la verdad.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario