Cuando piensas que todo va mal, que nada ni nadie puede dar un vuelco a las cosas, que parece que solo retrocedas, como los cangrejos, cuando no le encuentras sentido a nada y mucho menos a tus pensamientos, cuando no sabes como encajar las cosas, como un puzzle... un puzzle sin completar, sin acabar, que te deja con ganas de saber que se esconde detrás de cada pieza, el resultado final, pero no consigues encajar ninguna, ni una sola, y lo único que quieres en desaparece, sin dejar rastro. Pero de pronto aparece alguien que te dice que aflojes, que no le des demasiadas vueltas a las cosas... entonces en un abrir y cerrar de ojos tienes ese "puzzle" terminado.Ese alguien que entra asi, sin avisar, de pronto, de la manera mas absurda, pero que arrasa con todo lo que ve como un huracán y de pronto te das cuenta de que las cosas cambian, que ahora lo único que haces es sonreír, estas feliz, muy feliz, hasta el punto de llegar allí arriba, donde solo los enamorados llegan, ese punto que muy pocos alcanzan, pero al que todos quieren llegar, es entonces cuando te das cuenta que estas a tres metros sobre el cielo.
Es como un vicio, un adictivo. Me gusta porque va en pequeñas dosis, intensas, pero pequeñas. Me gusta porque acelera el pulso, sube la adrenalina. Porque es algo muy flexible pero fácil de romperse. Me gusta porque no tiene sentido ni hace falta buscarle explicación. Porque te provoca fanatismo, te hace sentir libre pero nunca te libera. Porque la palabra clave es: improvisación. Y sabe ponerte a prueba. Porque es irremediable e incurable. Produce locura y eso, me gusta.
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